domingo, 17 de octubre de 2010

Dante Alighieri

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"La Divina Comedia", Infierno, Canto V: episodio de Paolo y Francesca.




Dante y Virgilio llegan al segundo círculo, el de los lujuriosos, lugar donde comienza el verdadero Infierno. Aquí las almas sufren castigos físicos, siendo empujadas sin cesar por vientos que los arrastran y los golpean contra los cercos. El castigo se corresponde con el pecado cometido en vida: así como en la tierra se dejaron arrastrar por sus pasiones carnales, ahora, en el Infierno son arrastrados por un viento que nunca se detiene.

Dante se ve atraído por dos almas que se distinguen del tropel que las arrastra, porque van juntas y "parecen flotar más ligeros que le viento", y le dice a Virgilio que quiere hablar con ellos.
Virgilio le recomienda que los llame en nombre del amor que los conduce.

Dante autor compare estas almas con palomas, en un hermoso símil: "Como palomas que movidas por el deseo, con las alas tendidas, van hacia el dulce nido, llevadas de una misma voluntad, así salieron del tropel donde está Dido, viniendo a nosotros por aquel aire inmundo".

Es el tercer símil en este Canto V en el que se comparan a las almas de los pecadores con aves:
las aves vuelas, así como las almas parecen volar al ser arrastradas por el viento. En este símil las almas de Paolo y Francesca (elemento comparado) son comparadas con palomas (elemento comparante) que "movidas por el deseo" van hacia "el dulce nido" (nido amoroso), ya que desde la época de la antigüedad greco-latina, las palomas eran consideradas animales lujuriosos al ser ofrendadas a la diosa del amor Afrodita (Venus).

Estas almas salen de tropel y se acercan a Dante: uno de los personajes comienza a relatarle su historia a Dante, agradecido porque éste se compadeció de su sufrimiento.

"... a los que teñimos el mundo con sangre...": se refiere con estas palabras a que ellos fueron asesinados. Ellos no gozan de la amistad del "Rey del Universo" porque fueron condenados al Infierno, y quienes van al Infierno no pueden siquiera mencionar directamente a Dios, mucho menos considerarlo su amigo. En el discurso de Francesca aparece muchas veces la palabra "paz" porque eso es precisamente lo que ellos valoran mucho, no tienen y saben que nunca más van a volver a tener.

"...mientras el viento calle como ahora": en esta expresión metafórica tenemos una sinestesia (confluencia de imágenes sensoriales en una misma expresión literaria), aquí se une una imagen auditiva (el silencio del viento) con una visual (el viento se ha detenido). El viento se detiene por un momento para que las almas puedan mantener este diálogo con Dante.

El personaje que cuenta la historia se presenta dando datos de su vida, lugar donde nació, la ciudad de Rávena, ubicándola geográficamente, a orillas del río Po, río que duerme en paz (nuevamente menciona la paz que ellos no tienen).

Luego comienza a contar su historia de amor, amor que se apodera de los "corazones nobles", en el corazón noble es donde se establece el "buen amor", el amor puro, noble, idea contraria a la del "loco amor", que es el amor que se deja llevar por la pasión. El amor de ellos comenzó siendo un "buen amor" pero debido a las circunstancias se terminó transformando en un "loco amor". Dice Francesca que su corazón se quedo atrapado por aquella "hermosa figura" que le fue arrebatada, esta figura es la de Paolo. Vemos cómo a pesar de estar juntos en el Infierno, el hecho de ser ahora solamente almas, sin cuerpo, forma parte del castigo que sufren. Ellos amaban sus figuras, sus cuerpos, tenían un "loco amor" y ahora estarán eternamente juntos pero sin la posibilidad de unirse ya que ahora son solo almas. Esta situación "atormenta" a Francesca, la hace sufrir:

"El amor, que al que es amado obliga a amar, me infundió por éste una pasión tan viva, como ves, aún no me ha abandonado".

En estos versos confirmamos que es ella la que habla, porque se refiere a Paolo como "éste", destacando que su amor fue y es una gran pasión,un "loco amor".

"El amor nos condujo a una misma muerte": el amor, lejos de darles vida, los llevó a una misma muerte porque fueron asesinados por el marido de Francesca y hermano de Paolo, Giancciotto Malatesta, al descubrirlos juntos. El amor los llevó al Infierno que es el reino del desamor.

"El sitio de Caín espera al que nos quitó la vida": éste es un verso profético, ya que Francesca no está condenando a su marido, sino que espera que cuando muera, el castigo que sufra sea peor que el de ellos. Espero que Giancciotto vaya al noveno círculo, el de los traidores, a la Caína más específicamente, donde van los que traicionaron a la familia (Caín, mata a su hermano Abel, según nos cuenta el Génesis de la Biblia, así como Giancciotto mató a su hermano Paolo).

Dante se siente muy conmovido por la historia que le acaban de contar, y reconoce en estas palabras a Francesca porque la menciona por su nombre. Se apiada de ellos, siente tristeza por la infelicidad que sufren, porque siente que su pecado, al estar basado en el sentimiento amoroso, no debería ser tan grave. Quiere saber cómo fue que llegaron a sentir esos "turbios deseos", es decir, cómo fue que se despertó en ellos el "loco amor".

Francesca retoma la palabra y cuenta el comienzo de su amor y el final de su historia, que fue el final de sus vidas.

"No hay mayor dolor -me replicó- que acordarse del tiempo feliz en la miseria": Francesca expresa el dolor que siente al recordar cuando estaba viva y podía estar físicamente junto a Paolo, comparando con la situación actual, de total tristeza y sufrimiento. Dice que Virgilio sabe sobre esto porque él también se encuentra en el Infierno, aunque sea en otro círculo más leve, el Limbo.


Paolo y Francesca estaban leyendo una novela de caballería sobre la historia de Lancelot (uno de los caballeros de la Tabla Redonda) y la reina Ginebra (esposa del rey Arturo). Estaban solos y sin que nadie los vigilara, y durante la lectura se miraron varias veces, poniéndose pálidos por el pudor. Sin embargo cuando llegaron al pasaje de la novela en que la sonrisa de Ginebra fue interrumpido por el beso del amante, Paolo la besó temblando en la boca. Reproducen en la escena de la lectura, lo que estaban leyendo: el beso. El relato es muy pudoroso y delicado, no cuenta detalles.

"Aquel día ya no seguimos leyendo": Francesca corta aquí el relato, es un verso reticente, no nos cuenta el final de este momento vivido por ellos. Esto deja lugar a la imaginación, ya que cada lector puede imaginar el final que quiera para esta historia, sabiendo que ambos fueron asesinados por Giancciotto: ¿en es mismo momento? ¿un tiempo después? ¿por qué no siguieron leyendo?

Es conmovedor ver cómo, mientras Francesca cuenta la historia, Paolo llora, mostrando su gran sufrimiento. Dante también se conmueve con toda esta escena, a tal punto que cae desmayado:
"y caí como los cuerpos muertos caen".

Dante ya había encontrado en la primera parte de este Canto V a varios personajes de la antigüedad greco-latina, algunos históricos y otros legendarios. Pero en esta segunda parte, nos habla de dos personajes contemporáneos a su época, dos desconocidos que pasaron a ser personajes literarios mundialmente conocidos a partir de que Dante nos cuenta parte de su historia. A Dante solo le interesa destacar los sentimientos únicos e íntimos de estos dos amantes, por eso a ellos les dedica gran parte de su canto V, mientras que los otros personajes, ya conocidos por todos, solamente fueron mencionados porque sus historias ya eran conocidas.